John McKenzie, presidente del Comité de Emergencia, dijo que fue precavido en sus observaciones y que esperó más de lo necesario para acordar en declarar la emergencia como una pandemia.
John McKenzie, presidente del Comité de Emergencia que asesora a la Organización Mundial de la Salud en caso de alertas sanitarias reafirmó que la pandemia de influenza H1N1 fue declarada con base en pruebas suficientes que así lo demandaban.
McKenzie, quien además forma parte de los 29 expertos reunidos aquí con el fin de revisar el manejo de la pandemia, al responder a cuestionamientos sobre la gestión de la pandemia subrayó que “el Comité de Emergencia tenía pruebas que justificaban las decisiones de pasar a fase seis y las consideramos necesarias”.
Agregó que el comité fue precavido en sus observaciones y que esperó más de lo necesario para acordar en declarar la emergencia como una pandemia.
McKenzie es el único miembro del Comité de Emergencia del cual ha sido revelada su identidad pues según lo explicó se desconoce quiénes son por protección a los mismos y para evitar presiones de cualquier tipo.
Por otra parte, el científico australiano subrayó ante los expertos que ningún miembro del Comité de Emergencia fue contactado por la industria farmacéutica ni por laboratorios productores de vacunas, precisamente porque nadie sabía la identidad de sus miembros.
“Yo como presidente del Comité de Emergencia quiero decir que ningún miembro de la industria farmacéutica vino a hablarme ni a tratar de establecer contacto conmigo”, señaló.
Algunos de los expertos también cuestionaron el hecho de que las fases de la pandemia no incluyeran el criterio de gravedad además de la dispersión geográfica del virus a lo que McKenzie respondió que es particularmente delicado definir lo que es gravedad.
Consideramos que el virus H1N1 era grave en cuanto a que si lo comparamos con pasadas pandemias de influenza los fallecimientos y enfermedades respiratorias agudas se daban en el grupo de jóvenes adultos sanos “lo que le otorga un factor de gravedad importante”.
Keji Fukuda, experto y asesor de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en pandemia agregó que en las primeras etapas de la pandemia es difícil establecer su gravedad, algunas empiezan leves y se agravan, otras no.
Señaló además la dificultad que presentaban los estados para poder ofrecer datos precisos sobre quienes estaban graves, cuántos fallecidos y todo confirmado por laboratorio, la gravedad era difícil de evaluar.
Para ello, continuó MacKenzie, basados en las fases de alerta y sobre todo al observar la dispersión geográfica de casos era mucho más fácil para evaluar la intensidad y facilidad del contagio.
Explicó que todas las decisiones tomadas para pasar de fases y declarar pandemia fueron discutidas a profundidad por el comité y fueron tomadas de manera unánime.
Al hablar sobre las vacunas McKenzie puntualizó, que no se aconsejó la interrupción de la producción de la vacuna estacional porque el proceso de su elaboración ya estaba puesto en marcha y “en un inicio no sabíamos que el H1N1 se convertiría en una pandemia”.
Con respecto a si el mundo continúa en fase seis de alerta, McKenzie precisó que si.
“La actividad del virus continúa en varias partes del mundo como África del oeste y tenemos que esperar a observar lo que sucede en el Hemisferio Sur cuando entren de lleno al invierno porque en antiguas pandemias la segunda ola ha sido más fuerte y ahora no hay que bajar la guardia”, añadió.
Ginebra, Suiza
John McKenzie, presidente del Comité de Emergencia que asesora a la Organización Mundial de la Salud en caso de alertas sanitarias reafirmó que la pandemia de influenza H1N1 fue declarada con base en pruebas suficientes que así lo demandaban.
McKenzie, quien además forma parte de los 29 expertos reunidos aquí con el fin de revisar el manejo de la pandemia, al responder a cuestionamientos sobre la gestión de la pandemia subrayó que “el Comité de Emergencia tenía pruebas que justificaban las decisiones de pasar a fase seis y las consideramos necesarias”.
Agregó que el comité fue precavido en sus observaciones y que esperó más de lo necesario para acordar en declarar la emergencia como una pandemia.
McKenzie es el único miembro del Comité de Emergencia del cual ha sido revelada su identidad pues según lo explicó se desconoce quiénes son por protección a los mismos y para evitar presiones de cualquier tipo.
Por otra parte, el científico australiano subrayó ante los expertos que ningún miembro del Comité de Emergencia fue contactado por la industria farmacéutica ni por laboratorios productores de vacunas, precisamente porque nadie sabía la identidad de sus miembros.
“Yo como presidente del Comité de Emergencia quiero decir que ningún miembro de la industria farmacéutica vino a hablarme ni a tratar de establecer contacto conmigo”, señaló.
Algunos de los expertos también cuestionaron el hecho de que las fases de la pandemia no incluyeran el criterio de gravedad además de la dispersión geográfica del virus a lo que McKenzie respondió que es particularmente delicado definir lo que es gravedad.
Consideramos que el virus H1N1 era grave en cuanto a que si lo comparamos con pasadas pandemias de influenza los fallecimientos y enfermedades respiratorias agudas se daban en el grupo de jóvenes adultos sanos “lo que le otorga un factor de gravedad importante”.
Keji Fukuda, experto y asesor de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en pandemia agregó que en las primeras etapas de la pandemia es difícil establecer su gravedad, algunas empiezan leves y se agravan, otras no.
Señaló además la dificultad que presentaban los estados para poder ofrecer datos precisos sobre quienes estaban graves, cuántos fallecidos y todo confirmado por laboratorio, la gravedad era difícil de evaluar.
Para ello, continuó MacKenzie, basados en las fases de alerta y sobre todo al observar la dispersión geográfica de casos era mucho más fácil para evaluar la intensidad y facilidad del contagio.
Explicó que todas las decisiones tomadas para pasar de fases y declarar pandemia fueron discutidas a profundidad por el comité y fueron tomadas de manera unánime.
Al hablar sobre las vacunas McKenzie puntualizó, que no se aconsejó la interrupción de la producción de la vacuna estacional porque el proceso de su elaboración ya estaba puesto en marcha y “en un inicio no sabíamos que el H1N1 se convertiría en una pandemia”.
Con respecto a si el mundo continúa en fase seis de alerta, McKenzie precisó que si.
“La actividad del virus continúa en varias partes del mundo como África del oeste y tenemos que esperar a observar lo que sucede en el Hemisferio Sur cuando entren de lleno al invierno porque en antiguas pandemias la segunda ola ha sido más fuerte y ahora no hay que bajar la guardia”, añadió.
Ginebra, Suiza
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