viernes, 23 de abril de 2010

El virus de influenza llegó para quedarse: Ahued Ortega

Asegura que a un año de su aparición, se tiene con qué atacarla
Informa que hasta el momento se han aplicado un millón 184 mil 96 vacunas

A un año de la aparición del virus de la Influenza A(H1N1) en el Distrito Federal aún continúa presente con 81 pacientes en hospitales públicos y privados, pero en una ciudad mejor preparada y donde han aplicado un millón 184 mil 96 vacunas.

El secretario de Salud capitalino, Armando Ahued, expresó que “ya tenemos armamento con qué atacar esta situación”, pero el 23 de abril de 2009 la situación era otra, pues se desconocía la presencia de este virus y el medicamento para combatirlo.

El funcionario explicó que el virus de la influenza A(H1N1) llegó para quedarse y puede seguir mutando o aumentando el número de casos.

En el Distrito Federal hay 81 casos de influenza en hospitales públicos y privados, ocho de ellos en la red hospitalaria local, sin embargo en los últimos 12 meses se registraron ocho mil 514 enfermos confirmados por laboratorio y fallecieron 211 personas, informó.

Detalló que de las personas fallecidas por A(H1N1) 143 vivían en la capital y el resto era procedente de otros estados que llegaron para atenderse en hospitales de referencia.

Ahued Ortega recordó que en la época más difícil de la epidemia en el periodo primavera-verano se tuvieron tres mil 752 casos confirmados de influenza humana y cuando todo mundo pensaba que la crisis había desaparecido en otoño-invierno se tuvieron cuatro mil 713 casos.

Abundó que aun cuando éstos eran mil más de los que se presentaron en aquel lapso crítico, el número de muertos fue menor porque ya se sabía del virus y cómo combatirlo.

El 17 de abril de 2009 los casos empezaron a crecer y más de 50 pacientes entraban a terapia intensiva; del 17 al 23 de abril hubo 400 casos de hospitalizados y aparte los enfermos que andaban en la calle y desconocían que tenían influenza toda vez que tarda tres días en incubar.

Dijo que hasta el 23 de abril usaban como antiviral la Amantanida, pero no resolvía el caso y a partir de esta fecha la Organización Mundial de la Salud (OMS) les comunicó que usaran el Oseltamivir y posteriormente el Zanamivir y el Peramivir.

Recordó que el virus ha mutado más de 20 veces en el mundo y en el Distrito Federal detectaron a una niña de 10 meses en el Pediátrico de Iztapalapa, que en su caso era resistente al Oseltamivir, por ello se han usado diferentes fármacos.

Entrevistado en sus oficinas planteó que las medidas adoptadas de cerrar la ciudad de México a la actividad económica y la suspensión de clases, provocaron la pérdida de millones de dólares.

Detalló que las afectaciones fueron sobre todo en hotelería, turismo y negocios, además de que representó un gasto fuerte pues habilitaron médicos, servicios de centros de salud, reforzaron terapias, contrataron gente y compraron insumos, como cubre bocas y gel.

La epidemia dio al sistema de salud “credibilidad ante la gente” y permitió que “nuestros hospitales fueran autosuficientes, mejor equipados, las áreas de terapia intensiva recibieron respiradores pediátricos y para adultos y se capacitó al personal”, “nos volvimos expertos en manejo de la influenza y no es una exageración", sostuvo.

El funcionario capitalino destacó la relevancia de la situación, pues ante la presencia de un nuevo virus había que declarar la epidemia debido a que desconocían la letalidad y los antivirales para atenderlo y desde hace varios años se espera la presencia de la influenza aviar que podría provocar serias afectaciones.

Al recordar el evento destacó que todo empezó a fines de febrero de 2009, por la presencia de casos de influenza atípica en el Distrito Federal, a finales de marzo el número aumentó y en abril explotó el tema de la influenza.

Refirió que esto ocurrió luego de que la subdirectora de Epidemiología de la jurisdicción Tlalpan, Mirna Vara, detectó los primeros casos y el comportamiento de los enfermos.

Armando Ahued relató que a partir de la notificación de Mirna Vara, se activó la alarma y se notificó también a la Secretaría de Salud federal.

Abundó que posteriormente se enviaron muestras a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Atlanta y de Winnipeg, así como se informó al jefe de gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, sobre la situación.

Destacó que el 23 de abril, el secretario de Salud, José Ángel Córdova, lo llamó a sus oficinas en la calle de Lieja, donde le informó que el resultado de la CDC de Atlanta y la confirmación de Winnipeg era que se trataba de un nuevo virus, el A(H1N1), pero se desconocía la letalidad, los antivirales y el impacto que tendría.

Además, que a partir de ese momento se notificó a las organizaciones Mundial de la Salud (OMS) y Panamericana de la Salud (OPS) y con esto se informaba al mundo lo que ocurría y ese día en videoconferencia con 25 expertos en epidemiología y autoridades federales recomendaron hacer lo necesario para garantizar la vida de la población.

Tras recordar la epidemia del virus de influenza española en 1918 y 1919, que cobró la vida de entre 40 a 100 millones de personas en el mundo, abundó que tras el cierre de escuelas, el jefe de gobierno, Marcelo Ebrard, se dio cuenta que eso no controlaba la situación pues los jóvenes salían por las tardes a espacios de concentración.

En este sentido, fue necesario suspender unos días las actividades comerciales y de concentración en la capital, lo cual trajo grandes consecuencias, como el que cerraran los vuelos en Argentina, sin embargo en el Distrito Federal se tenía la meta de que se suspendieran las actividades por seis días para romper dos ciclos de incubación.

Por ello, dijo, “yo creo que se actuó muy responsablemente, porque a pesar del impacto económico y de ese impacto tan fuerte que tuvimos la obligación del país era informarle al mundo que esto estaba pasando porque si hubiera sido más letal nos hubiéramos llevado entre las patas a todo el mundo”.

Abundó que en los 220 centros de salud del Distrito Federal se determinó que cada persona que llegara con tres síntomas de influenza se le diera tratamiento, por lo que estas personas se curaban, sin embargo se reflejó la falta de laboratorios en la ciudad de México, toda vez que fueron rebasados por la cantidad de muestras.

A partir de la influenza humana se creó el Sistema de Vigilancia Epidemiológica para la ciudad de México, que estableció un semáforo de alerta que de acuerdo con los colores se determinaba las acciones que la población debería tomar, mismo que fue entregado a la OMS para que lo modificaran, mejoraran y utilizaran a nivel mundial.

Ahued Ortega puntualizó que esta situación permitió que la relación con las autoridades federales en la materia se cerrara más y mantenía comunicación diaria con el secretario de Salud, José Ángel Córdova, y entre las enseñanzas que dejó fue que la gente se volvió más higiénica.
Méxioc, D.F.

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